Nada es lo que parece. Malcom X dijo una vez que los medios masivos de comunicación nos harían odiar al oprimido y amar al opresor, al primer descuido, y es así. En los nuestros, señoras y señores parados frente a las cámaras o escondidos en las redacciones de los periódicos más importantes pugnan por ver quién pisotea con mayor desprecio y menor vergüenza la bandera iraní casi sin saber ubicar al país islámico en el mapa. Es verdad, de los “moros” nos separan barreras geográficas, lingüísticas y culturales; pero son más las cosas que nos hermanan. La ignorancia y el temor con los que, en general, miramos al llamado ‘mundo islámico’ nos generan una serie de prejuicios que construyen una idealización que nada tiene que ver con la realidad material.